domingo, agosto 23, 2009
Esperando, Odio esperar,
la espera, las peras,
el vino, al vino le encuentro,
sabor a pera, tinto por favor,
Sirvo y Brindo, Alzo y rió,
quemo, frió, ayer hacia frió,
creo que el insomnio no me dejo
darme cuenta lo helado de mis
pies, helado no me gusta
el helado, ¿porque a todos
les encanta los helados?
a mi me encanta el café
amargo y sin azúcar, sin leche
sin crema, sin dulce, yo soy
dulce no se nota pero lo soy
me gusta el cariño me acostumbro
a el, y tu miras y te extraña
mi brindis de dulzura
de locura de extrañeza, ríes y
te fríes, el cerebro de tanto
pensar y tratar, de comprender mi actuar,
no conoces bien mi naturaleza, pero te encanta
que espere y sigo con la espera
a que aparezcas y tengas paciencia de mis
cafés, de mi vino, de mi locura, y de mi
dulzura...
hablemos de esperas.
De tinos y desatinos,
de ansias, de ganas,
de intoxicación en esos labios,
de cariños, mil cariños.
De palabras, de mil palabras,
de vinos con sabor a guayabas y de cafés.
Si, es verdad, ya nunca mas un café será lo mismo, y creo que, tampoco un vino.
Sin azúcar, sin endulzante,
con mil gotas de endulzante.
Dulce, como esos ojos de niña que de repente me miran, de niña orgullosa, a veces mimada,
de ese gato que apareció en mi vereda de solitario aislamiento,
que me hizo entregar cariño en cantidades monstruosas e industriales y que me hace pensar a cada rato ¿que hacer?.
No me queda mas que querer,
y si, esperar.
Y tomarme un café a las 4 de la tarde...